De una belleza salvaje me pareció Polunin y de una tristeza salvaje también la forma en que transmite el descontento con su vida. Como las garras en su piel, como si fuesen huellas de las heridas que lleva dentro, sobre su corazón.
Comenta Txema mi emoción. Sigo emocionada por toda la cinta. Creo que fuimos muchos lo que nos emocionamos.
La carrera de Sergei fue posibilitada por sus padres, no parecía impuesta. Se le veía feliz bailando. Para mí el problema surge cuando se ha puesto tanto en juego para hacer algo posible, que renunciar a ello, si descubres que tu camino está en otro lado, pesa tanto que aplasta. ¿Cómo decir a su abuela, que se ha trasladado a Grecia para trabajar y mandar dinero para su educación, que a pesar de estar en la cima, lo que hace no le llena?, ¿cómo decir a su padre, que ha dejado Ucrania para trabajar en Portugal, que prefiere volver a casa con los suyos?, ¿cómo decir a su madre que su sacrificio no ha culminado en lo que ella esperaba y que no es feliz?....y ¿como encajar que la familia que se separó para que él tuviera una vida mejor, se ha roto y él siente que vive preso de todo ello?. ¿Quién quiere esa responsabilidad sobre sus hombros?
Su actuación al son de “Take me to church” fue el comienzo del nuevo Polunin y creo que en los corazones de todos los que asistimos a este prodigio de la danza se anidaba la esperanza de que encontrará su propio espacio en el mundo. Eva Guerrero, la directora de DOOS COLECTIVO lo comentó: ahora está bailando lo que él quiere, lo que él decide, lo que a él le llena.
"Bien por tí Sergei" creo que fue lo que todos quisimos transmitir con nuestro aplauso final.
Eva