Con simpleza, sin argucias y sin ocultar las intenciones de lo que quiere denunciar, La Profesora nos habla del abuso de poder y la coacción en tiempos de regímenes dictatoriales, llevados a cabo por aquellos cuyo único mérito s el de participar en la represión y beneficiarse de ella.
Me gustó la forma en que se plantea la historia, avanzándonos lo ocurrido, que es lo que da pie a la reunión de padres a la que asistimos, cuando deben tomar una decisión cuyas consecuencias desconocen y temen. El espectador va siendo partícipe de la historia y se mantiene expectante a pesar de que ya desde el principio intuye lo que se va a contar.
Me tuve que ir del foro cuando se debatía animadamente sobre lo visto. Pude comprobar que la mayoría de las intervenciones cargaban sobre la profesora Marie Drazdechová y su forma de entender y aprovecharse de su posición de Presidenta del Partido Comunista en el colegio. Y aquí es donde me hubiera gustado intervenir, para indicar que a mi entender no era la única culpable de la situación, y me pregunto ¿qué nos pasa como sociedad?, ¿por qué dejamos que abusen de nosotros, los ciudadanos de a pie, con tanta facilidad?.
Está claro que pocos son los que tienen una conciencia moral suficientemente fuerte como para enfrentarse a situaciones de prevalencia y prepotencia como la de la historia, y que según nos vaya en la feria, nuestro precio a veces no es que sea bajo, es que no es ni simbólico.
Hasta que no cambiemos nuestra forma de pensar y actuar, y dejemos de considerar que pedir favores para defraudar impuestos, nos cuelen los familiares o amigos en la lista de intervenciones médicas o nos pasen la ITV, es un fraude a la sociedad y por tanto a nosotros mismos, porque rompe el derecho de igualdad, no podremos quejarnos de que los políticos corruptos se mantengan en sus cargos.
Vemos al inicio de la película, en plena dictadura comunista, donde la profesora comienza diciendo “juntos nos enfrentaremos al ruso, por supuesto al eslovaco y también a la historia”, y a la misma profesora, al final, a cuya espalda se muestra un cuadro del último presidente democrático de la desaparecida República de Checoslovaquia Václav Havel, diciendo “juntos nos enfrentaremos al eslovaco, al inglés, a la asignatura de religión y a ética”, dejándonos el sabor agridulce de que el cambio político se reduce a un cuadro, al cambio de un idioma por otro y la vuelta de la religión a las aulas.
Y es que como describe con maestría absoluta Javier Marías en su libro Berta Isla hablando de los “sociales”, policía secreta franquista, pero aplicable a todas las personas afines al régimen y reiterando la idea que expuse en el comentario hecho en la película Los Exámenes, todo cambio de régimen político no cruento tiene su coste.
Cita: “Y aquel cuerpo siniestro todavía no había sido enteramente disuelto ni desmantelado, en todo caso a ninguno de sus componentes se lo había castigado ni suspendido ni aún menos juzgado, a lo sumo se les habían buscado destinos y quehaceres más disimulados y acordes con los nuevos tiempos de la democracia.”
Un saludo a todos.