Los exámenes, fantástica y compleja película de Cristian Mungiu que de forma magistral capta las deficiencias de una sociedad, que como la nuestra, ha pasado de una dictadura a un sistema democrático de forma “civilizada”, sin revolución sangrienta. Ello supone un costoso peaje a sus ciudadanos, el convivir durante décadas con los mismos líderes, que han cambiado la piel del lobo por una de cordero pero sin perder sus privilegios, prebendas y su forma de percibir lo público como propio. Si no hay purga ni miedo a perder los cargos las costumbres se hacen leyes, los valores morales y cívicos pierden al comprobar que nada cambia y así se enquista la idea de que si los arriba pueden robar, sobornar…, que supone a cualquiera ahorrarse el IVA sin sentir remordimiento.
Con 14 años de diferencia respecto a España, los rumanos se encuentran con los mismos problemas éticos, sociales, educativos, etc. por los que hemos pasado nosotros y aún no hemos superado totalmente después de 40 años. Entorno a Romeo, el personaje principal, se desarrollan el resto de tramas de la historia que le tocan de forma directa y nos trastoca la visión de normalidad que de su vida se nos muestra el inicio del film.
Así pues, Romeo tiene que lidiar con una separación en ciernes, una relación adúltera, un posible hijo ilegítimo y una situación de acoso, todo mientras trata que su hija, tras haber sufrido un hecho traumático, apruebe unos exámenes que le posibilitarán una vida mejor fuera de Rumanía. Y para colmo, las decisiones que toma para asegurar que su hija apruebe los exámenes, le ponen en el centro de una investigación criminal sobre corrupción. La sucesión de hechos en el transcurrir de la película no deja respiro al espectador y mantiene el suspense hasta el final, dejándonos en el aire muchas preguntas entre las que destacaría ¿Qué haríamos nosotros en el lugar de Romeo?
En el foro se ponderaba la figura de Romeo, por su preocupación activa e incluso obsesiva por querer un futuro mejor para su hija, mientras que se criticaba la pasividad de la madre. Aquí discrepo, ya que yo vi a una madre preocupada por su hija y su futuro también, manteniendo de manera silente la apariencia de normalidad del matrimonio para no perturbar el momento decisivo de los exámenes, y siendo más receptiva a los deseos e inseguridades de su hija. Lo que está claro es que como toda buena película le seguiré dando muchas vueltas aún.
Nicolás