Comprendo el desconcierto de Txema después de Petra.
Como os comenté en la presentación, a Rosales no le interesa contar historias con un lenguaje más fácil.
El estructurar la película en capítulos donde se alternan pasado y presente hace que el espectador se pregunte acerca del comportamiento de los personajes, acerca de una forma de actuar que parece “poco razonable” y tenga tiempo suficiente para elaborar por sí mismo una respuesta…que podrá chequear en el capítulo siguiente. Si la narración hubiera sido lineal, en orden cronológico, hubiera resultado mucho menos interesante –aunque tal vez más cómoda para muchos espectadores-.
No sabemos por qué Petra está en esa casa, no sabemos qué verdad busca, no sabemos por qué su madre decide morir sin revelarle su origen, no sabemos por qué Petra se niega a profundizar en una relación con un hombre, cuando aparentemente no hay ninguna razón para ello, no sabemos….hasta el capítulo siguiente. Y aún en ese punto sigue el espectador haciéndose preguntas. ¿Por qué pinta la cara de su maestro compulsivamente? ¿Por qué en sus autorretratos aparece en posición fetal o abandonada, dejada, tirada? ¿Responde a cómo se siente, a su necesidad de saber de dónde procede, de despejar una duda vital?
Si la tragedia griega es el enfrentamiento de los personajes a la fatalidad, terminando muertos o moralmente abatidos, con Rosales asistimos a la caída de los personajes, a su muerte (4) y a su destrucción moral. Eurípides innovó el teatro trazando la evolución psicológica de los personajes, que ya no eran héroes –como hasta ese momento- sino seres atormentados, inseguros, a los que la satisfacción de sus bajos sentimientos los mostraba como monstruos, o por el contrario experimentaban humillación y sufrimiento en el fondo de su alma. En este sentido tanto Petra como Marisa son las protagonistas de un drama que bien podrían haber sido figuras trágicas de Eurípides.
Otra característica que Rosales adopta es que no hay más de tres personajes en escena, suelen ser dos. Efectivamente en la película los diálogos son entre padre-hijo; Petra-Jaume; Jaume-Teresa; Teresa-Petra; Petra-hijo; Petra-compañera de trabajo; Petra-Marisa; Marisa-Jaume.
No fue fácil de ver. Rosales utiliza la técnica de la improvisación dirigida, de manera que los actores tienen que jugar el rol con unas indicaciones mínimas, por eso los diálogos tenían, o muchos silencios, o interrupciones y personalmente esa forma de actuar me gustó menos que si hubiera habido un guion aprendido y muchas tomas hasta conseguir la escena bien pulida, pero ésa hubiera sido otra película...
Es lo que tiene el cine,
Eva