Ese parece ser el devenir político en Europa, la vieja Europa, esa que poco a poco ha ido perdiendo las raíces de su ser, la visión humanista del mundo, la confianza como base de nuestra cultura y forma de convivencia, llevándonos hacia un individualismo inhumano.
Una de las cosas que más me gustaban del inspector de policía Kurt Wallander, personaje literario creado por el sueco Henning Mankel cuyas novelas van desde 1991 hasta el 2013, eran las reflexiones sociológicas que el inspector realizaba sobre la sociedad sueca, fijándose en los nuevos cambios que a través de los años se iban produciendo y perturbando una paz social que creían perfecta e inmutable. Los suecos observaban como la nueva visión de un mundo global les traía problemas no conocidos hasta entonces, como incremento de la inmigración, criminalidad, mendicidad, a los que no estaban acostumbrados.
Aquellas reflexiones llevaban a Kurt Wallander a desertar de una sociedad posmoderna que lo avasallaba y de la que no entendía por qué renunciaba tan rápida y fácilmente a sus valores.
Ver "The Square" me ha traído a la memoria esas lecturas, y observo que Mankel no iba nada desencaminado.
La película satírica hasta la médula trata de eso, de la pérdida de valores sociales, cívicos y morales. De la pérdida del compromiso y la confianza, de la falsa corrección política por el miedo al qué dirán o no ser señalado como homófobo, racista o similar. Trata de la manipulación de los políticos y los medios que mediante sensacionalismo y exageración nos meten miedo a los extranjeros, a los pobres, a los diferentes en definitiva y nos conducen a la paranoia colectiva, porque si nos detenemos y profundizamos nos damos cuenta de que esos miedos no son reales, pues casi siempre detrás hay una buena persona. Pero claro está que no todo el mundo se para a reflexionar y ahí es donde nos dividen y perdemos como sociedad.
La película me ha cautivado en su totalidad, y me adhiero completamente a lo dicho por Lucía en su comentario, pero yo quiero destacar la forma con la que el director juega a incomodar al espectador mediante el juego de sucesos que ocurren fuera de plano, me pareció magistral.