Al contrario que Xavier Legrand en su película Custodia Compartida, Jordi Cadena no recurre a un guión ya sabido, ni a un reparto contaminado por su interés manipulador que predispone al espectador desde el primer momento contra uno de los personajes. Tampoco le hace falta el recurso de tocarnos el corazón con el personaje del niño. Y es que Jordi Cadena sabe cuál es y dónde reside la incapacidad de reacción de las personas sometidas por un maltratador. Y nos muestra el miedo tal cual es, de forma aplastante, y lo convierte en el protagonista principal de la película, haciéndolo de forma magistral. Nos describe a los personajes de forma sutil, minimalista, tanto que no llegamos a conocerlos. Desaparecen en los desenfoques, los intuimos cuando están fuera de plano, pero no son nada más que secundarios de la historia, por que el único presente en toda la cinta es el MIEDO.
En Custodia Compartida nos mostraban una familia que había sido capaz de abandonar al agresor, de vencer ese miedo poderoso al que acompañan dudas sobre que será de nosotros, donde iremos, de que viviéremos… De dar el gran paso y salir de la opresión, de abrir el camino a otra forma de vivir.
En La Por (El Miedo) esa decisión planea sobre madre e hijo y se ve truncada antes de que creyeran en ella lo suficiente como para hacerla realidad. Por eso es tan importante, tal y como se dijo en el foro, que ante la primera agresión o actitudes de control, hay que reaccionar y no permitir nunca una segunda vez.